Álvarez Gómez, Julio y Alonso González Ángel. Nociones
de crecimiento y desarrollo económico. Departamento de Derecho Público
especial, Comunicación Audiovisual y Publicidad, Facultad de derecho Ourense,
Universidad de Vigo.
Publicado en Revista gallega de Economía, vol.15,
núm. 2 (2006). ISSN 1132-2799
1.
INTRODUCCIÓN
Iniciamos
este trabajo intentando teorizar sobre los dos conceptos, de comprensión más
sencilla si acudimos a ejemplos numéricos elementales. En principio, vamos a
fijarnos en la noción de crecimiento, que siempre se mide en términos físicos o
monetarios. Así, el primer término es un concepto fundamentalmente físico y
económico, que se mide en unidades físicas o cuantificables económicamente. El
segundo término −el desarrollo− es un concepto más próximo a la realidad
personal. El desarrollo siempre hace referencia a un componente personal y de
distribución de la renta o de la riqueza. En este concepto es donde cobra una mayor
importancia el territorio, en el que los procesos conocidos como desarrollo local
vinculan al propio crecimiento el espacio activo (Vázquez Barquero, 1988), y
donde es evidente, por otra parte, que determinadas áreas tienen ventajas
comparativas innegables, como en el caso de los países de la UE que disponen de
oportunidades que a otros países les están vedadas. El desarrollo genera vías
que permiten su transmisión, mientras que el crecimiento de unas áreas puede
tener lugar a costa de la explotación de otras: por ejemplo, el desarrollo industrial
de algunos países es posible gracias a las materias primas que proceden de
otros países.
Es importante
cuantificar unos procesos que se conocen como exclusión social y que se
producen incluso dentro de los países del primer mundo. Existen una serie de
colectivos y de individuos que no participan de la renta (riqueza) de la
sociedad, ni de los mecanismos correctores que esta misma sociedad −incluso muy
tercializada− genera.
La
exclusión social es un fenómeno que está presente en todas las tendencias y modelos
considerados. En todos ellos encontramos colectivos o gente que no se beneficia
de un proceso de crecimiento y que tienen serias dificultades para ser
integrados en un proceso de desarrollo. Se requieren esfuerzos adicionales para
ser integrados en un proceso de desarrollo que alcance a todas las capas
sociales y a todos los individuos. Es un proceso de desarrollo mucho más
universal.
La
exclusión social lleva a numerosos colectivos a situarse al margen de la
sociedad −aún en el llamado estado del bienestar− y a privarse de los
mecanismos correctores que todo proceso de crecimiento podría generar. La
oferta y la demanda, tal y como están concebidas clásicamente, presentan situaciones
equivocas, equilibrios no eficientes desde el punto de vista paretiano −equilibrios
a largo plazo−.
Hay
que corregir la situación de numerosos grupos e individuos excluidos, que se sitúan
al margen de la sociedad y cuya oferta de trabajo es dudosa, quedándose como
oferta potencial sin concretar su efectividad real −fenómeno que sucede incluso
en las economías más avanzadas−.
La
exclusión de la renta de numerosos individuos y colectivos acentúa los
desequilibrios del crecimiento, potencia la concentración de la renta en unas
pocas manos y aumenta la desigualdad de una sociedad. La exclusión de la
riqueza de determinados grupos en una sociedad hace que la riqueza tienda a
concentrarse en grupos privilegiados, mientras que numerosos colectivos se ven
sumidos en la pobreza −de renta o de otras variables socioeconómicas−, generando
procesos de crecimiento bipolar.
Aquí
podría cuestionarse el modelo económico y de bienestar seguido, elegido por los
ciudadanos. Nosotros nos decantamos por un modelo social en el que la
distribución de la renta alcanza un primer plano no sólo por la riqueza que genera
sino por cómo ésta es distribuida. Utilizar las nociones −incluso teóricas− de
crecimiento y/o de desarrollo ya supone en gran medida un determinado enfoque
con el que afrontar un trabajo.
La
utilización del concepto de desarrollo subyace ya en las aportaciones de Amarthya
Sen, que supera al de simple crecimiento en su libro Desarrollo y libertad,
en el que propone al democracia como un sistema en el que el proceso de desarrollo
tiene su encaje específico.
2.
CRECIMIENTO Y DESARROLLO
El
crecimiento económico es una noción mucho más limitada que la de desarrollo. Sólo
hace referencia a variables económicas −generalmente el PIB o la renta nacional−,
dejando fuera otras variables sociales que el concepto de desarrollo incorpora o
que pretende incorporar. El crecimiento hace referencia a un aumento de la
renta y de la riqueza, pero no al modo en que ésta se distribuye, generando
habitualmente situaciones injustas en su reparto: unos pocos individuos se
atribuyen toda la renta nacional, otros individuos se atribuyen una fracción
mínima de la renta y hay un tercer grupo −que estaría formado por los excluidos
sociales− que quedan al margen de la distribución, ya que a este tercer grupo
no le corresponde ninguna participación en la renta nacional.
Es
posible, e incluso es muy probable, que ese crecimiento provoque grandes diferencias
entre personas, clases o grupos. En la actualidad, tras la revolución
industrial, el gran problema no es tanto las condiciones de trabajo de la
población proletaria −concepto básico en la economía de la revolución
industrial− como la ausencia de éste, tomando forma, como problema primordial,
el concepto de paro obrero o asalariado. El desempleo, por múltiples razones,
es el mal actual de nuestra sociedad capitalista post-revolución industrial.
Se
da una diferenciación obvia en la importancia relativa de los factores de
producción clásicos −trabajo y capital−, asumiendo que el papel de los recursos
naturales −tierra− sea común, lo cual es mucho suponer. El trabajo pierde, con
respecto al capital, productividad −capacidad de producir− convirtiéndose el
empleo, y más concretamente el trabajo por cuenta ajena, en un bien escaso y,
según la tendencia, esta escasez irá agravándose. El desempleo es ahora una
componente estructural de cualquier modelo de crecimiento y/o de desarrollo. El
pleno empleo aún suena a teoría vieja y a objetivo utópico.
El
crecimiento −concebido como un aumento de renta disponible y no como desarrollo
social− genera grupos excluidos que no participan de los beneficios que podría
tener o agrava la situación de los individuos y de los grupos excluidos si no media
una corrección. Aumentan las diferencias entre los ciudadanos. El concepto de
desarrollo es, sin duda, más amplio y suele incluir algunos indicadores de la
calidad de vida de los ciudadanos: educación, sanidad, etc. Si se diera un
clima de bonanza, compartir ese bienestar requiere habitualmente de la implantación
de medidas concretas.
Algunos
modelos se preocupan por el desarrollo, por la distribución de la riqueza generada,
mientras que a otros modelos les basta con el simple crecimiento. Así, van
tomando forma los modelos en los que el Estado representa un papel
distributivo.
El
desarrollo es un concepto que ha adquirido un valor cualitativo, dejando en un
segundo plano el concepto de crecimiento. El desarrollo se basa en el empleo del
capital humano, en la explotación sostenible de los recursos endógenos y en el respeto
al medio. En todo caso, hay que destacar lo siguiente:
• Las
incidencias que el desarrollo tiene en el medio.
• Las
incidencias que las políticas económicas y sociales tienen sobre el desarrollo en
la búsqueda de una maximización de ese desarrollo.
• La
integración de esas variables en todos los modelos con la finalidad de generar más
empleo en las actividades vinculadas con el desarrollo (objetivo básico de creación
de empleo).
• La
igualdad entre colectivos, evitando la exclusión. Una mayor preocupación por la
distribución de la renta y de la riqueza generada. La línea transversal que
afecta a cualquier medida adoptada.
Así,
al evitar daños ambientales y al evitar la exclusión se convierten en objetivos
del desarrollo (no del simple crecimiento), tornándose en objetivos
fundamentales de cualquier Gobierno. En Galicia tenemos un claro ejemplo para
evitar daños ambientales con el movimiento de voluntariado ambiental, generado
a raíz de la catástrofe ecológica, del derrame de crudo, provocada por el
siniestro del petrolero Prestige.
La
distribución de la renta es el eje fundamental de cualquier modelo económico que
se preocupe mínimamente por el desarrollo de la comunidad de instalación. Aun
así, éstos deberán de cuidar elementos en los que la colectividad social pone un
especial énfasis, como puede ser el caso de los parques naturales o de los
efectos ambientales perniciosos, además de una preocupación por la distribución
de la propia renta generada, evitando así distribuciones tremendamente
desequilibradas.
3.
ALGUNAS CUESTIONES BÁSICAS
El
desarrollo económico es un proceso con una gran capacidad de transmisión. Así,
el hecho de encontrarse en un área determinada condiciona en gran medida la evolución
de un país. Encontrarse dentro de la UE supone una ventaja comparativa que
otros países situados en otras áreas geográficas no tienen. De todos modos, hay
que aprovechar al máximo las ventajas comparativas que el espacio pone a
nuestro servicio.
En
la Europa occidental se desarrolló un sistema de protección de los individuos que
se conoce como estado del bienestar y que presenta una serie de condicionantes:
1) Su
complejidad. Siendo el paro, por ejemplo, el principal problema
socioeconómico de las sociedades más desarrolladas, se constata que la tasa de
paro no está necesariamente vinculada o relacionada con un determinado modelo
económico. Se produce un elevado nivel de desempleo con cualquiera de los
modelos. Se sigue aquí la estrategia comunitaria de preocupación por el empleo.
El mercado de trabajo es una herramienta fuerte de cara a la distribución de la
renta y de la riqueza.
Hay
factores que inciden notablemente desde la perspectiva socio laboral en la calidad
de vida: la precariedad laboral, las diferencias salariales en términos reales,
la deslocalización del empleo y la movilidad geográfica de los trabajadores.
En
esta compleja realidad social se sitúa el estado del bienestar, en un mundo globalizado
en el que encuentra acomodo la llamada tercera vía, que aproxima al modelo
económico del bienestar vigente en Europa el modelo económico laboral americano,
mucho más liberal, que es contrario a toda intervención pública y que postula
una revisión del modelo económico de bienestar vigente en Europa para “garantizar
la solvencia económica del Estado”. Se propone un adelgazamiento del
Estado, que éste no asuma funciones redistribuidoras y que deje estas funciones
en manos del mercado.
Si
el modelo económico liberal implantado en EE.UU. y su política exterior
expansionista y colonialista en términos económicos no fueron capaces de
mostrar ni las excelencias de ese modelo −pero sí muchas de sus dificultades:
la guerra puede ser un exponente de ese modelo agotado− ni la garantía para una
moneda fuerte frente al modelo socialdemócrata vigente en los países de la
Unión Europea que, en cambio, se convierte en el paradigma de referencia, el
modelo de crecimiento y/o desarrollo seguido por los países europeos se nos
muestra como el más adecuado para garantizar la sostenibilidad del proceso. Aquí
se manifiesta la idea de que los países de la UE siguen un único modelo, con
diferencias evidentes según quien tome el poder, contrapuesto al liberal de mercado.
Ese único modelo participaría de las estrategias diseñadas como modelos teóricos
parciales o estrategias expresadas en el epígrafe siguiente. Supone tendencias que
condicionan el devenir de los grandes modelos de las economías o de las políticas
económicas. Debería profundizarse en el análisis de este modelo para corregir alguno
de sus posibles puntos débiles, que parecen más las consecuencias lógicas de
los desajustes que potencialmente puede producir la construcción de la Unión
Europea que la evidencia de problemas de fondo en el propio modelo económico (aunque
heterogéneo, compatible). El proceso de construcción de un espacio europeo
común genera una gran cantidad de desajustes, aunque podemos encontrar muchas
similitudes con el modelo económico. El modelo económico de la derecha y de la
izquierda tiene, además de elementos diferenciados, una gran cantidad de nexos
comunes.
2) La
conveniencia de resaltar la tendencia para corregir los problemas graves del
llamado estado del bienestar (que no es equiparable con el modelo
socialdemócrata, puesto que es común a varios sistemas). Aclaremos que
el estado del bienestar es una manifestación de las economías
occidentales −no una manifestación sólo de la socialdemocracia o en
exclusiva de ésta, que tiene su principal baluarte en el crecimiento del
Estado, asumiendo papeles en la actividad económica). En Europa se
manifiestan una serie de problemas que son universales, entre los cuales cabría
destacar el desempleo; la exclusión social; la igualdad plena y la no
discriminación por razón de sexo, origen, razón, ideas... Sería
adecuado analizar el texto de la Constitución europea para verificar las
estrategias europeas para el empleo, para la exclusión social y para la
plena igualdad y para la no discriminación por razón de sexo, origen,
razón, ideas... La Constitución europea supone un reto importantísimo para la
consolidación de la Unión Europea, generando áreas comunes que se sitúan
por encima de las fronteras de los países miembros y de las naciones sin
Estado. En América existen procesos con una cierta similitud pero sin la
amplitud de ambiciones del proyecto comunitario.
4.
EXCLUSIÓN SOCIAL
La
exclusión social también es un concepto amplio, que viene a significar la no participación
de la sociedad que tenemos alrededor. La exclusión social tiene dos componentes
y la segunda de esas componentes −la componente social− hace referencia al
modelo que nosotros defendemos en este trabajo.
El
modelo capitalista surgido de la revolución industrial entra totalmente en
crisis y podemos decir que el modelo comunista o de estado totalitario, “la
dictadura del proletariado” entra en crisis. El modelo socialdemócrata, que
sería una versión más suave del papel del Estado como corrector de los desequilibrios
de un mercado salvaje, comienza a tener profundas revisiones para adaptarse a
un mundo globalizado en el que conviven modelos económicos bien dispares y con
un muy distinto grado de desarrollo.
El
modelo de capitalismo tardío incorpora elementos de mercado pero también elementos
de no mercado. Es un modelo capitalista limitado por que no se rige únicamente por
la búsqueda del beneficio.
Por
otra parte, el papel y el tamaño del Estado se transforman. El Estado pasa de tratar
de intervenir lo menos posible y de adoptar un tamaño menor a crecer
desmesuradamente. El estado del bienestar había hecho “crecer mucho” al Estado
y, al mismo tiempo, le hacía afrontar realidades muy diversas, como pensiones
universales... Es una manifestación que siguen tanto las economías y las sociedades
socialdemócratas como las liberales (más desarrollada en la UE). La
intervención del Estado en economías calificadas como de derecha (en los países
de la UE) es desmesurada si la comparamos con la idea liberal de no
intervención.
La
tercera vía propone que sean las propias organizaciones sociales las que asuman
los problemas (el papel del Estado no es asumir problemas que asumen
directamente los ciudadanos o las organizaciones, que de ellos surgen). Esta
tercera vía permite a los modelos liberales reducir o “adelgazar” el Estado y a
los modelos socialistas o socialdemócratas poseer una nueva vía de
intervención. Se comporta como un nuevo modelo emergente, pero se adapta excelentemente
a los dos modelos tradicionales, pudiendo también constituir unas nuevas
características de éstos.
Son
numerosos los grupos que en uno o en otro campo ven vedada su participación por
imposición propia o ajena debido a las condiciones naturales o a las
sobrevenidas al individuo. El modelo o el patrón seguido en nuestra sociedad es
muy estricto, y sólo considera al hombre de una determinada edad y con unas
características muy determinadas, excluyendo grupos e individuos que no cumplan
esos cánones preestablecidos, aunque se apuntan avances para la igualdad de
hombres y mujeres y para la integración laboral de colectivos con dificultades
de inserción, en especial en el entorno de la UE.
Se
puede dar un contexto de crecimiento y que estos grupos excluidos empeoren su
situación de partida. En la mayoría de los casos el crecimiento no es homogéneo
sino bipolar: crecen mucho los que ya tienen rentas elevadas y poco o nada los
que no tienen un nivel de renta mínimo (umbral de renta). Los procesos de
exclusión tienen una mayor relevancia en un contexto de baja renta y escaso
crecimiento, como puede ser el caso de América latina.
5.
TENDENCIAS QUE SIGUE EL CRECIMIENTO Y/O EL DESARROLLO
Tradicionalmente,
se consideraban dos grandes modelos: el capitalista y el socialista −incluyendo
el socialdemócrata−, pero la realidad es cambiante y hay que contrastar los
modelos con esta realidad social, lo que amplía la gama de posibilidades genera
unas claras tendencias. Veremos, desde el punto de vista afrontado en este
trabajo, las más interesantes:
• Liberal
de mercado: el mercado con el mecanismo de precios, salarios y beneficios se
encarga de ajustar la economía a la realidad. La propiedad privada de todo y,
especialmente, de los medios de producción es la premisa básica.
• Socialista
ortodoxo o comunista: es el Estado el que se encarga de la producción y
distribución de los bienes y servicios. Este modelo está en crisis tras la
caída del muro de Berlín y la desaparición de la antigua URSS como potencia
hegemónica alternativa.
• Socialdemócrata:
acepta el mercado como sistema de distribución de rentas: beneficios, dividendos
y salarios principalmente, pero el Estado es fuerte y poderoso.
• “Estado
del bienestar” corrige los efectos perniciosos del mercado. Suele
garantizar servicios esenciales: sanidad pública, educación pública, pensiones,
prestaciones por desempleo, rentas de integración social (básicamente contra la
pobreza), etc. Sirvan de ejemplos el modelo laborista inglés o el socialismo
español.
• Desarrollo
local: bien como modelo independiente o como estrategia pone el énfasis en
el espacio, en la sostenibilidad del desarrollo y en el empleo. Recursos endógenos
y capital humano también son puntos estrella del modelo. El estado se convierte
en un aliado estratégico.
• Tercera
vía: según Giddens (1999), “ir más allá de aquellos derechistas que
dicen que el Gobierno es el enemigo y de aquellos izquierdistas que dicen que
el Gobierno es la solución”. Aceptan el mercado y el beneficio, pero buscan
un beneficio social. Proponen una reducción del Estado y que alguna de
sus funciones recaiga directamente en una ciudadanía más consciente y
activa. Como modelo puede servir el seguido por el laborismo inglés del
que Giddens formó parte.
6.
BIENESTAR SOCIAL
La
tendencia seguida en la actualidad manifiesta que hay una multitud de empresas que
buscan el bienestar propio pero no a toda costa (beneficio capitalista, monetario...).
La búsqueda de ese tipo de beneficio (social) repercute en un bienestar de la
sociedad en su conjunto. Se siguen tendencias muy significativas y fuertes a la
hora de buscar el bienestar o el beneficio de los miembros de una sociedad. Una
acometida desde el Estado con sus políticas sociales y otra acometida por los
particulares y sus organizaciones.
La
economía social busca el beneficio personal del individuo partícipe (si lo busca)
pero no como objetivo único y básico, sino que crea empleo (lucha contra el paro),
integra (discapacitados, mujeres...), consigue un mayor bienestar social (no genera
un mayor crecimiento de renta pero sí una mejor distribución). El beneficio de
estas empresas cabe entenderlo en dos direcciones: hacia los socios partícipes
y hacia la sociedad en su conjunto. Afronta de forma personal problemas que
hasta ahora venía asumiendo el Estado: el empleo, la integración de colectivos difíciles,
la lucha contra la discriminación, etc. El papel de las empresas sociales es
radicalmente distinto al de las empresas capitalistas. Son empresas y, por lo
tanto, aceptan mantenerse en el mercado (asumen sus reglas rectoras) pero, por
otro lado, la lógica que las mueve no es maximizar el beneficio, como en el caso
de las empresas capitalistas típicas, o, al menos, no es maximizar el beneficio
económico-monetario sino una nueva concepción de beneficio: el beneficio
social.
Las
empresas sociales ya son una realidad que está presente en los países europeos (es
significativo el caso italiano). Este tipo de empresas se diferencian
claramente, como ya hemos dicho, de las empresas capitalistas puras,
constituyendo un nuevo tipo de empresa.
7.
REALIDAD ESTADÍSTICA. SUPUESTOS CONCRETOS
La
estadística es una ciencia pero posee una gran capacidad de intervención, sobre
todo si no se expresan bien los supuestos de partida o se extraen condiciones que
no están contenidas en las premisas. Hagamos un análisis básico de la realidad que
queremos reflejar. Se puede poner un ejemplo muy sencillo, el de un país con sólo
2 habitantes; si uno de ellos pasa de 100 a 120 unidades monetarias de renta y el
otro de 0 a 0, el país habría crecido de 100 (100+ 0=100) a 120 (120+0=120),
incluso en el caso de que utilicemos un primer indicador básico, la renta per
cápita o media, pasaríamos de 50 (100/2) a 60 (120/2). Por lo tanto, hay un
crecimiento evidente de la renta. Pero, ¿se produce crecimiento? Esto ya es más
dudoso, pues las diferencias entre los dos individuos o entre las clases
sociales aumentan de -100 (0-100) a -120 (0-120) y la situación de la clase B
(de menor renta) sigue igual.
Podríamos
complicar más el modelo con más individuos o con más clases sociales e,
incluso, con más países, con lo cual las nociones de crecimiento y de
desarrollo serían menos fáciles de evaluar. Pero una parte del concepto queda
expuesta con este modelo simplista.
Veamos
otro modelo en el que no se produce crecimiento alguno:
1)
Primer país, 100 unidades monetarias de renta, individuo A=100, individuo B=0.
2)
Segundo país, 100 unidades monetarias de renta, individuo A=80, individuo B=20.
En
este supuesto simple no hay crecimiento (100+0=80+20); en el segundo caso hay
una distribución más igualitaria (incluso no total) de la renta.
Se
puede dudar, si hablamos de un mismo país, que el tránsito de la primera a la segunda
situación (más igualitaria) hubiera tenido lugar en un proceso de
redistribución y de crecimiento. Incluso podíamos hablar de un tercer caso:
individuo A=100, individuo B=20.
En
este caso, se da un proceso de crecimiento sobre el primer supuesto de 100 a 120
y un proceso de desarrollo, puesto que este crecimiento se concentra en el
individuo de renta más baja mientras que el individuo de renta más alta no se
ve perjudicado.
Es
evidente la diferencia entre el primer y el último proceso. En ambos se pasa de
100 a 120 unidades de renta monetaria en el país pero, en el primer caso, el
proceso de crecimiento se concentra en el individuo o clase A (que pasa de 100
a 120 u.m.) mientras que el individuo o clase B continúa con las mismas 0 u.m.
Por otro lado, en el supuesto final el país sigue pasando de 100 a 120 u.m.,
pero ese proceso de crecimiento se concentra en el individuo B, que pasa de 0 a
20 u.m. Las diferencias sociales o entre individuos disminuyen (de -100 a -80).
Sin haber crecimiento también puede haber mejor distribución, pero el reparto
de la riqueza tiene que ser relativamente de una tarta menor.
La
estadística se puede complicar con más individuos y con más países pero parece ilustrativo
ese ejemplo simple. El crecimiento se mide a nivel de incremento de renta, que
puede ser debido a múltiples factores como muestra un simple crecimiento demográfico
(si pasamos del primer supuesto con dos individuos A y B a un supuesto con tres
individuos A, B y C), mientras que el desarrollo implica una mayor distribución
de la renta. Las economías occidentales apuestan por el tercer supuesto:
crecimiento con desarrollo y reducción de las diferencias.ALONSO GONZÁLEZ, A. (2003): “Las distintas caras de la exclusión: la exclusión en el mercado de trabajo, enfoque de la Unión Europea”, Ceidir. (En la página www.ceidir.org).
ALONSO GONZÁLEZ, A.; ÁLVAREZ GÓMEZ, J. (2005): “En torno a los conceptos de crecimiento y desarrollo económico”, Inclusión, núm. 4. (En la página www.inclusion web.org).
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GIDDENS, A. (1999): La tercera vía. La renovación de la socialdemocracia. Madrid: Taurus.
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