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jueves, 4 de septiembre de 2014
domingo, 30 de marzo de 2014
La Plaza
Spota, Luis. La plaza. México, Planeta, 2006.
-Sus opiniones personales nos
interesan poco... Ya que tan afecto es a citar fechas, ¿acaso no intervino el
Ejército la madrugada del martes 30 y ocupó,
con lujo de fuerza, a bazucazo limpio, las escuelas preparatorias 1,2, 3 y 5
de la Universidad?
-Las ocupó, sí, porque desde la
víspera la ciudad de México sufría, como en el mayo reciente la de París, los
efectos de la violencia organizada por quienes usan a los estudiantes como
fuerza de choque ... Los agitadores saben, vieja regla, que esparcida la
violencia, la violencia se alimenta de sí misma sin necesidad de ninguna
justificación ...
-Usar bazucas, armas de alto
poder, ¿no es incurrir, por parte del Gobierno, en los mismos excesos, en
idéntica violencia a la que usted censura a los estudiantes?
-Lo del bazucazo a la puerta de
la Preparatoria es una fábula y el origen de esa fábula, tan difundida dentro y
fuera del país, es una fotografía de un soldado que porta, sí, una bazuca,
pero que no la usó... Arma de alto poder, de haber sido disparada la bazuka
hubiera ocasionado muchísimos muertos entre los estudiantes que defendían,
desde adentro, la puerta de su escuela. No hubo muertos, no hubo heridos...
-El Rector, recuérdelo, puso la
bandera a media asta: simbólica protesta contra la violación que padecía la
autonomía universitaria.
-No olviden que el Rector, y eso
confirma lo que yo digo, lamentó también que la autonomía estuviera amenazada
por los provocadores... y no puede culparse al Rector de ser progobiernista, no
puede creerse, conociéndosele, que hablara sin saber de qué ... Él, como todos,
se daba cuenta de que manos extrañas estaban moviendo el agua… Los únicos que
al parecer estaban ciegos, o que deliberadamente no querían ver, eran los
estudiantes... la base estudiantil, como la llamaban… Para ellos, esos eran
días de fiesta, de emoción de jolgorio…Creían, pobrecitos, estar luchando por
algo limpio, aunque en realidad...
-Tenían fe en sus líderes.
-Permítame contradecirlo,
aunque alteremos el orden de este 'juicio'. Los estudiantes no tenían fe en sus
líderes. Si la hubieran tenido, ¿por qué crearon un Consejo Nacional de Huelga
tan numeroso al que negaban facultades para tomar decisiones? Temían que los
líderes como terminó ocurriendo, se ofrecieron para ser corrompidos...
-Usted está admitiendo que el
Gobierno usa la corrupción, el soborno, como tácticas de lucha... Los
muchachos, que lo sabían, no quisieron exponerse. ¿No exigieron acaso que el
diálogo fuera público?
-De eso, si me lo permiten,
hablaremos a su debido tiempo. Ahora sigamos con el punto de la desconfianza
del sector estudiantil hacia quienes se ostentan como caudillos del CNH.
-No habíá caudillos. Todos eran
el Consejo Nacional de Huelga. Ahí estaba el secreto de la fuerza del
Movimiento.
-Cuando el caos se organizó
recibió el nombre de Movimiento Estudiantil y cuando fue necesario que alguien
mandara, real o ficticiamente, se inventó el CNH, un mando rotatorio de 200 a
250 muchachos formado por representantes de las escuelas que fungían, señores,
de manera transitoria, para ser periódicamente sustituidos por otros. Si por
una parte esto impidió, obviamente, que los instigadores de los disturbios
pudieran dirigidos con eficacia suficiente, ello también impidió que hubiera un
arreglo del conflicto, porque en ningún momento un Consejo estaba o se sentía
plenamente autorizado para llegar a una conciliación... Los mismos estudiantes,
y los remito a la lectura cuidadosa de los testimonios que ahora están
publicando, reconocen que las juntas del Consejo eran caóticas, que se
discutían sólo tonterías o cuestiones ajenas al Movimiento. ¿No han dicho que
cada grupo, que cada grupúsculo, trataba de sacar ventaja de la situación en
beneficio propio? Hubo ocasiones, para que la sepan, que se establecieron
pláticas entre el Gobierno y los componentes, en ese momento, del CNH, para
llegar a acuerdos tentativos, qué tenían que volverse a discutir desde el
principio con los mandos renovados. Puede decirse que en su afán romántico de
alcanzar la democracia total, llegaron al hecho inesperado pero natural de
institucionalizar la anarquía.
-Una cosa, señor; es evidente:
el Glorioso Instituto Armado, los 'Heroicos Juanes' como se les llamó en el
informe presidencial del día primero de septiembre, pisoteaban las escuelas,
anulaban la autonomía universitaria.
-El Ejército fue llamado a
poner el orden. El Gobierno demuestra estar anuente a hacer concesiones en bien
de la paz interna, y las hace. A petición del Rector y del director del
Politécnico, el 31 de julio son puestos en
libertad 117 estudiantes y los locales de las Preparatorias 4 y 5 y de la Vocacional
7 son dejados por la tropa que los
resguardaba. Es visible, pues, el esfuerzo conciliatorio de las autoridades.
-Usted no habla de los
tormentos, de las golpizas, de las humillaciones que, mientras tanto y por orden de ese Gobierno 'conciliador', estaban padeciendo, habían padecido ya
los muchachos. . .
-Es muy fácil decir: 'me
torturaron, me humillaron'. Es muy fácil ser convertido en carne de cañón y no pagar
las consecuencias de la torpeza... El Gobierno pidió: serenidad, ponderación,
ecuanimidad, no ahondar más las diferencias. ¿Y qué contestó el Movimiento
Estudiantil?
-Dígalo, usted que cree saber
todas las respuestas.
-Con injurias, con chistes, con
más violencia, con desafíos de 'declararle la guerra' al Gobierno y de ir a la
huelga nacional si en setenta y dos horas no
resuelve los seis puntos de marras...
Pero los plazos otorgados se vencen y nada ocurre. La FNET y el CNH no cumplen
su amenaza...
-Prueba de que ellos tampoco deseaban,
como usted dice ‘ahondar más las diferencias’. .
-No. Estudiaban un nuevo
sistema de ataque, un nuevo pretexto para avivar la lumbre. El CNH, por
ejemplo, quiere, y lo dice, luchar por la
libertad sindical, por la instauración de la semana de 40 horas; por el control de
los precios; por el reparto agrario ...
Temas que nada tienen que ver con el 'Conflicto Estudiantil'.
-Los estudiantes no pueden quedarse, ponerse al margen de los
grandes problemas.
-Hablan de 'libertad' en un
país que permite que se ejerza el libertinaje...
-No. haga frases.
- ... e ignoran que desde un
punto de vista práctico el ejercicio de la libertad real, no la teoría, implica por lo menos dos condiciones con las que ellos, por su juventud,
no estarían de acuerdo.: una, marcarle linderos definitivos a la presunta
libertad, y dos: mantener un estado de
angustia perpetua frente a las posibilidades... La libertad no es, como parecen
imaginar los jóvenes ingenuos, algo que una vez dado se tiene para siempre... La
libertad se gana o se pierde en cualquier momento,
de mil maneras.
-Usted lo ha dicho: por eso los
jóvenes del 68 la defendieron con su vida y con su sangre. Pagaban, con ese
precio, nuestra otra Independencia: la de querer vivir en un país libre...
-Los jóvenes de hoy, y entonces los del Movimiento., creen,
creían que México es un país independiente. El día que descubran que el país
se encuentra atado por mil lazos invisibles que limitan su independencia,
descubrirán también que aunque estamos atados nos estamos desatando, que es lo importante.
-México, señor nuestro, es un
país que no persigue a los asesinos, o que los tiene en las nóminas oficiales,
pero que, en cambio, llena las cárceles con estudiantes o con presos políticos.
Por eso, una de las exigencias de entonces, de hoy, de siempre, fue, ha sido, y
seguirá siendo: Libertad-a-los-Presos-Políticos. ¿O ha olvidado ya esa
exigencia repetida, en cada desfile, por cientos de miles de bocas:
'México-Libertad, México-Libertad'?
-Ahora yo les pido a ustedes
que no dramaticen... Las grabaciones con que han estado molestándome todos los
días repiten eso, y otras pendejadas, hasta la náusea. Parecen malas
telecomedias.
-Al grano. Concretando.
-Concretando, señores: en
México no hay ahora, no lo hubo en el 68, ningún preso por razón de sus ideas
políticas. Prueba: todos los presos llamados 'políticos' por la mala fe, la
ignorancia o la simple bobera de quienes así los titulan, han tenido, y
continúan teniendo dentro de la cárcel y desde la cárcel toda la libertad que
desean para escribir artículos, cartas, notas, libros, observaciones, crónicas,
memorias o lo que se les dé su chingada gana, y todo se publica en los periódicos
que lo quieren publicar. Y que sepamos, todo lo que libremente escriben y
libremente se les publica, es de carácter político, Se necesita tener muy poca
madre y proclamar, ante ese hecho pública y generalmente reconocido, que tales
personas están presas por causa de sus ideas políticas, cuando ni estando
presas y condenadas, y careciendo por lo tanto de muchos derechos ciudadanos,
han perdido el exponer libremente sus ideas políticas.
-¿ y los ferrocarrileros encarcelados desde 1958?
-Cumplen sentencia por los
delitos del fuero común que cometieron: destrucción de equipo, sabotaje a las
vías generales de comunicación, asociación delictuosa, acopio de armas... pero
no, entiéndase, por sustentar una ideología política determinada.
-Usted sabe tan bien como
nosotros, que el Gobierno los tiene encerrados, y los tendrá así por mucho
tiempo más, debido a que no se dejaron amedrentar, ni corromper como otros
dirigentes sindicales, esos dirigentes que venden huelgas, que han emputecido
al movimiento obrero, que se han hecho millonarios y a los que el Gobierno
halaga y humilla en un juego de curiosas ambivalencias ... Recuerde las mantas,
las pancartas, los gritos en las manifestaciones estudiantiles: 'Líder -Honesto-
Igual- a- Preso -Político'.
-Es mi turno exigirle que
guarde sus opiniones... Se supone que me han secuestrado para juzgarme por no
sé qué delitos que niego haber cometido.
-¿Quién mandó derramar la
sangre?
_ ¿Por qué me lo pregunta a mí?
-Porque usted debe saberlo...
Porque usted era uno de los que podían ordenar que esa sangre fuera regada para
manchar el rostro de México...
-Yo no provoqué la violencia;
tampoco la provocó ningún miembro del Gobierno. Vino a nosotros... El Gobierno,
digan ahora lo que digan los fabricantes de Memorias del Movimiento
Estudiantil, estuvo abierto siempre al diálogo.
-Eso no es cierto. Lo evitaron
por sistema.
-Volvamos, si les parece, a las
fechas exactas. El 15 de septiembre la coalición de Profesores de Enseñanza
Media y Superior, esa Coalición que en sus mantas reprobaba la política 'de
terror' del Gobierno, decide que se puede establecer el diálogo con las
autoridades si éstas 'garantizan' la resolución de las demandas ...
-Era lo que se deseaba, ¿no?
-¿Para qué solicitar diálogo
si, condición a huevo, debía concederse previamente lo que se pedía...? De
todos modos, el Gobierno nombra una comisión compuesta por dos ministros y dos
procuradores para hablar con los estudiantes, para dialogar con ellos. El
Consejo Nacional de Huelga acepta, el 23, hablar con los delegados del
Gobierno, pero exige que las conversaciones sean transmitidas por radio y televisión
y que se realicen en público...
-Para que nadie piense que los
que van a participar en ellas llegan a- componendas ilícitas con el Gobierno.
Conocen cómo las gastan los políticos y. . . .
- ....pero el propio CNH
demuestra que no quiere arreglo, aunque haya diálogo, al añadir que, haya o no
arreglo, habrá una manifestación contra el Gobierno el día 27... ¿No es
evidente que no querían, porque no les convenía, que ese diálogo ocurriera; ese
diálogo que pedían a gritos en todas partes? Espere, no me interrumpa... El
lunes 26, el CNH dice que las pláticas con los representantes del Gobierno se
efectuarán el martes 27... Ese martes el Consejo llevaba su manifestación de
300 mil personas al Zócalo y ¿qué hace? Los líderes incitan a la masa de
muchachos a injuriar al Presidente, a pintar leyendas ofensivas en los muros
del Palacio Nacional... y anuncian que ya no quieren hablar con nadie que no
sea el Presidente de la República, allí mismo en el Zócalo, el Primero de
Septiembre, a las diez de la mañana, o sea: el día y la hora en que por ley el
Presidente debe rendir su informe anual al Congreso...
-¿Y cómo contestó el Gobierno?
Mandando a los tanques a desalojar el Zócalo.
-¿Cómo hubieran respondido
ustedes a semejante majadería? ¿Llevándoles café y tortas y cigarros y
colchones a los casi cuatro mil huevones inmaduros y mal educados que se
quedaron 'de guardia'? El CNH llamó al desalojo un 'nuevo acto de represión' Y
respondió al día siguiente secuestrando más camiones, tratando de romper o
desordenar un mitin que los burócratas habían organizado para apoyar al
Gobierno…
-Eran acarreados. O iban o los
cesaban. Nos consta que fueron gritando: 'Somos borregos, beee, somos
borregos'.
-... para apoyar al Gobierno,
les decía, y para, también, desagraviar la bandera nacional...
-La bandera no fue agraviada.
Tampoco fue invadida la Catedral, como se quiso hacer creer. El cura de turno
dejó subir a los estudiantes a las torres para que tocaran las campanas...
-Con ese dato, señores, se
confirma la injerencia de extraños en el Movimiento. ¿Por qué tenía que
intervenir la Iglesia en un asunto político?
-La Iglesia ha estado siempre
al lado de las causas libertarias de México. ¿No fueron sacerdotes nuestros
grandes libertadores?
-En México, lo saben igual que
yo, la Iglesia está, políticamente, del lado que le conviene.
-Si el Movimiento era obra de comunistas,
de rojos, de gente atea en fin, ¿por qué habría de apoyarlo la Iglesia? Lo
reaccionario, en México, es el Gobierno. ¿No es lógico suponer que a la Iglesia
le hubiera sido más fácil aliarse con su igual que no con su opuesto?
-Permítanme exponer: al
declarar el vicario general del Arzobispado que el rebato de las campanas en
Catedral hecho por los estudiantes no constituía una profanación del templo,
estaba dando a entender que dicho acto
estudiantil, que el Movimiento, tenía el beneplácito del clero. Efectivamente,
había habido indicios y rumores de que el clero, o parte del clero, estuvo
participando en todos los acontecimientos con la idea de poner en crisis al
Gobierno, al tiempo que, por canales discretos, ofrecía a las autoridades 'todo
su apoyo'. De esta manera creaba la posibilidad de que un Gobierno debilitado
se apoyara en la Iglesia a cambio, naturalmente, de ciertas concesiones...
-Puede ser. Pero volviendo a lo
del diálogo, éste no se produjo jamás.
-Porque los estudiantes no quisieron...
-Más bien, señor, porque el
Gobierno pretendió imponer sus condiciones
como siempre. ¿O aceptó que el diálogo fuera televisado?
-Pruebe usted lo contrario. Pero el diálogo no se
produjo no porque no le conviniera al Gobierno, sino al contrario... -¿Quiere
decir que el diálogo lo favorecía?
-Naturalmente. Un diálogo así, público, hubiera
permitido conocer el rostro que cubría la máscara; conocer a los verdaderos
organizadores del problema...
-¿Quiénes, según usted, eran eso organizadores?
-Eran y son y seguirán siendo los que tienen interés
en que México no termine de desatarse; esos a quienes la independencia de
México, la independencia en todos los órdenes, afectaría...Cualquier pretexto
es bueno para que entren en acción. Nosotros les ofrecimos, en el 68, uno maravilloso...
-¿Los Juegos Olímpicos?
-Exactamente.
-La Olimpiada iba a ser un despilfarro criminal.
Miles de millones de pesos tirados al caño...
-El compromiso estaba concertado. Debíamos cumplirlo.
Era la gran coyuntura que utilizaban esos encubiertos, solapados enemigos del
país... Nos estaban diciendo con su actitud: 'Cede a nuestro chantaje o' te
arruinamos la Olimpiada'.
-En la guerra todo
se vale.
-Esto era algo más innoble que una guerra. Era una
traición a la Patria.
-No meta usted a esa puta, la Patria, en este
asunto.
-Buscaban ponerle al Gobierno un pie en el cuello...
Se dijo en el mensaje presidencial que existían evidentes y reiterados
propósitos de crear un clima de intranquilidad social, propicio para disturbios
callejeros o para acciones de mayor envergadura, de las más encontradas y
enconadas tendencias políticas e ideológicas y de los más variados intereses,
en curiosa coincidencia o despreocupado contubernio...
-Ah pa' palabrita...
-Esas gentes estaban obligando al Gobierno a tomar
medidas drásticas, impopulares, pero necesarias.
-¿Matar a mi hijo, era necesario?, ¿tirar su sangre
por la ciudad, era necesario, señor?
-Se les recomendó a los padres de familia tener
controlados a sus hijos; si no lo hicieron allá ellos... Nosotros no queríamos
que se presentara en el extranjero la imagen de un México en el que se
perpetran los peores hechos; no queríamos que se creyera que seguíamos siendo
violentos, irascibles, empistolados...
-¿Qué somos? ¿No es la del revólver la única ley que
reconoce el Gobierno? ¿No lo probaron así los pistoleros del guante "blanco
esa noche del cazador que fue la del 2 de octubre en Tlatelolco?
-Los jóvenes, señora, no reciben en su hogar la
educación adecuada. Es ahí donde debe buscarse la raíz de muchos problemas, de
muchos descontentos. Usted, ¿sabía lo que estaba haciendo su hijo? ¿Le consta
que él, a su vez, no haya matado a alguien? Porque no sólo dispararon los
soldados en Tlatelolco, ustedes lo saben.
-Dispararon los agentes del guante blanco.
-Hubo francotiradores, señores.
-Sí, pero mandados por el Gobierno. Hay que leer esa
acta del Ministerio Público en la que un capitán cuenta cómo se le ordenó ir a
Tlatelolco, vestido de paisano con un guante blanco que lo identificara...
-Nos estamos apartando de los hechos. Encaucemos, otra
vez, la plática. Hablemos de ese 'Diálogo' que; según los estudiantes, no se
efectuó por culpa del Gobierno; según el Gobierno, yo estaba en él y lo sé,
porque los estudiantes lo rehuyeron.
-Muy temeraria es tal afirmación.
-También lo es la del Consejo Nacional de Huelga...
ese mismo Consejo que se atrevió a
decir que en el informe presidencial no se daban las soluciones políticas que
había venido exigiendo, cuando que es público y notorio, y los remito a su
lectura, que en ese informe el Presidente contestaba uno a uno, políticamente,
los Seis Puntos petitorios... Pero hay, señores, un hecho que ustedes olvidan;
que creo que olvidan porque ninguno lo ha mencionado...
-¿Cuál?
-El Movimiento Estudiantil no
fue un movimiento popular, no tuvo repercusión nacional...
-¿Cómo negar eso? ¿Cómo negar
que no fue popular un Movimiento que logró reunir manifestantes de cien mil,
trescientas mil, seiscientas mil personas a las que nadie acarreó, amenazó o
pagó para que asistieran?
-Emoción pura, irracionalidad,
días de fiesta de los muchachos. Eso fueron las manifestaciones. Pero arraigo, lo que se llama arraigo, no lo
tuvieron... El Movimiento fue exclusivamente estudiantil: se dio, prosperó
sólo en el caldo de cultivo estudiantil. No interesó a la juventud campesina,
ni a la juventud obrera. No recuerdo qué filósofo dijo algo así como que la
juventud es metafísica, pues carece de experiencia, ignora la realidad física.
No prevé, no puede prever, por simple falta de experiencia, las consecuencia de
sus actos. Para hablar en términos concretos: la juventud ignora lo que es
ganarse la vida con el producto de su trabajo. Ese filósofo, claro, se refería
a la juventud privilegiada, a la juventud mantenida. Ésa es la juventud
metafísica que participó en el Movimiento; la que no sabía, la que ignoraba qué
es la realidad, porque nunca ha tenido tratos con ella; la que desconocía qué
consecuencias iban a tener sus actos.
-Usted, en gran parte, le hizo
adquirir, y a qué precio, esa experiencia...
-Decía que la juventud
campesina y la juventud obrera no se añadieron al Movimiento. ¿Por qué? Porque
ellas sí saben lo que es la realidad; la conocen, la tratan a diario, ¿Por qué
las escuelas particulares de la ciudad se limitaron a hacer paros de
solidaridad de medio día o de un día a lo sumo? Porque a los papás les cuesta
la colegiatura, y reaccionarias como son casi todas las escuelas, sólo
consistieron en esos paros por oportunismo político. ¿Por qué las escuelas de
provincia, excepto dos o tres, no se añadieron al paro? Porque la provincia es
relativamente pobre, y los muchachos, si no viven la experiencia del trabajo
propio, sí viven, normalmente, las angustias de los padres más que aquí en la
capital. ¿No es extraño, o digno de reflexión, que el Movimiento Estudiantil
haya surgido, haya florecido para emplear un término cursi, en la Universidad,
en el Politécnico, en la Escuela Nacional de Agricultura, planteles sostenidos
por el Gobierno, precisamente por ese Gobierno que emplea después a los
profesionistas y técnicos que en ellas se preparan?
-Es obligación del Gobierno mantener
universidades y politécnicos y...
- ... y es igualmente
obligación de los estudiantes y de los padres de los estudiantes asumir
actitudes consecuentes... Al tratar de sabotear la Olimpiada estaban
saboteándose a sí mismos.
-Mentira, los estudiantes no
querían sabotear la Olimpiada.
-¿Qué era, entonces, lo que
buscaban armando sus bullas delante de la prensa extranjera? Ellos o quiénes
los manejaban, ¿no conseguían así que en el mundo se nos creyera un país
bárbaro?
- Y ustedes, el Gobierno, con
sus tanques en las calles, sus zafarranchos de granaderos, sus asaltos a la
Universidad y al Politécnico, sus persecuciones a estudiantes, ¿no ayudaban a
que fuera perfectamente confirmable la imagen que de nosotros se tiene?
-Aceptemos que hubo excesos,
aunque no deliberadamente provocados por el Gobierno.
-La publicidad del Movimiento se hacía con volantes,
con mensajes impresos en mimeógrafo, con 'pintas' en bardas y paredes, a gritos...
Ésos eran los medios de propaganda del Movimiento Estudiantil del 68.
-O es usted ingenuo o está ciego... Coja un papel y
un lápiz. Vaya a la Hemeroteca de la Universidad. Revise los periódicos del 23
de julio al 15 de septiembre de 1968, apunte el número de desplegados que el
Movimiento hizo insertar; acuda a cada diario y pregunte el precio que se pagó
por cada uno y verá que sólo en setenta y cinco días, los estudiantes, ¿ serían
en verdad los estudiantes?, gastaron casi quinientos mil pesos, cuarenta mil
dólares o quien sabe cuantos rublos... y ningún
periódico de México, reaccionario o
no, regala su espacio a nadie y menos a los 'rojillos agitadores' como los
llamaban... ¿Quién, tiene uno derecho a preguntarse, quién aportó ese dinero
para financiar los primeros setenta y cinco días de publicidad? ¿No les lleva a
sospechar que alguien, o varios álguienes, soltaban la plata así de
generosamente para joder al país?
-Se hacían colectas. Las escuelas pagaban una cuota...
-Les propongo, otra vez, la lectura de los
'testimonios' sobre el Movimiento Estudiantil de 1968 que tan copiosamente
están publicándose. Los líderes del CNH revelan que las colectas apenas daban
para comprar la tinta para los mimeógrafos... Alguno se queja de que las
escuelas comprometidas no pagaban cuotas... ¿Intentó el Gobierno alguna vez
prohibir que se publicaran esos anuncios en los que se les acusaba de crímenes,
secuestros, tormentos, inhumaciones e incineraciones clandestinas? y otro detalle significativo, señores-del-jurado:
el Movimiento Estudiantil realizó seis manifestaciones. Sólo en la primera
interviene la policía cuando la atacan con piedras. Las otras cinco, de las que
tres llegan al Zócalo, no son estorbadas. ¿Dónde estuvo la represión? ¿Dónde la
brutalidad? .
-Y los de Tlatelolco, ¿murieron de pulmonía?
-Discutiremos eso, a su tiempo... Estamos hablando
de antes de Tlatelolco... que fue la última gran provocación, y la más trágica,
de los que ansiaban llevar a México a un estado de subversión.
-Sea claro, no ambiguo. Nombres, nombres...
-Podría hablar de la CIA, del clero, de los
maoístas, del Partido Comunista, de los políticos locales resentidos, de los
políticos ambiciosos. A todos les convenía la subversión. ..
-Para que lo entendamos nosotros, ¿qué entiende
usted por subversión ....
-Entiendo por subversión los actos políticos ocultos
que tienen por objeto subvertir un régimen mediante un acto súbito y
sorpresivo, que se ha preparado en secreto y mediante la conspiración. En una
dictadura la subversión tiene grandes posibilidades de éxito.
-¿No es México una dictadura, no es el Presidente un
dictador que ejerce sus infinitas facultades omnímodamente a lo largo de los
seis años de su mandato?
-El Presidente de la República en México no es, pese
a sus ilimitadas facultades, más que un siervo de la nación... Si en México
hubiera dictadura la subversión estudiantil del 68 hubiera prosperado. Fracasó
porque los movimientos subversivos sólo triunfan cuando responden a una
necesidad popularmente sentida; no cuando son creados por agentes extraños, por
los organizadores de afuera, sino por las circunstancias reales en la vida del
pueblo. En cambio, la subversión fracasa cuando sus actos no responden a la
necesidad o a las expectativas públicas, aunque ocasionalmente logre efímeras
victorias por sorpresa... La democracia no se presta, por su índole, a la
subversión, ya que todos los ciudadanos tienen libertad de propagar sus ideas y
sus doctrinas, como en el caso de México, y no hay necesidad de subversión.
¿Quiénes, entonces, acuden a ella dentro de una democracia? En primer lugar,
aquellos teorizantes ingenuos o furiosamente idealistas que se muestran
incapaces de persuadir a las mayorías con sus doctrinas y que, como añadida
muestra de su ingenua ignorancia de las más elementales leyes sociológicas,
deben recurrir a la subversión como al único método viable para la imposición
de tales ideas.
-La 'supuesta subversión' como usted la llama, sólo
exigía, como repetidamente se dijo, se gritó, se escribió, la observancia de
la Constitución...
-Sí, de una Constitución violada frecuentemente con
sus desmanes por quienes demandaban su aplicación al pie de la letra... Como
les decía, aparte de esos teorizantes ingenuos o idealistas furiosos, acuden a
la subversión, y México 68 es un ejemplo, los intereses ajenos al pueblo de que
se trate, que aprovechan los primeros, los alientan, les proporcionan ideas,
'inspiración' dinero y ánimo, para inducirlos al coup d' etat ...
-" ¿Al qué? "
-Al golpe de estado, al gorilazo. Me parece que esto
fue lo que se pretendió que sucediera aquí. La subversión estudiantil tuvo
todas las oportunidades para progresar si hubiera respondido a los anhelos del
pueblo.
-El pueblo sí estuvo con los estudiantes, señor.
(VOCES:
-Bueno, en realidad estar, estar,
no estuvo.
-El pueblo de México se ha vuelto
apático. Las cosas políticas no le interesan. Lo han engañado tanto...
-Estoy de acuerdo. El llamado
hombre de la calle, la base ciudadana, habla siempre mal del PRl pero en las elecciones vota
invariablemente por sus candidatos.
-Es que el PRI sí sabe como lanzarlos. Escoge gente popular:
locutores, artistas, tipos que uno conoce...)
-Señores: evitemos los diálogos particulares.
Analizábamos el problema de la subversión.
-Sí, en eso estábamos... ¿No les parece raro que uno
de los cuatro líderes visibles del Movimiento sea calificado de agente de la
CIA, de traidor y delator, en cuanto acepta que el dinero que mantenía vivo al
Movimiento, a las cabezas del Consejo, provenían de amargados políticos de
tercera clase? ¿No es lógico sospechar que esa confesión fue hecha para
proteger al/a los verdaderos financiadores del Movimiento... a la agencia que
aportó el oro, aunque no la inteligencia?
-TIatelolco, ¿qué fue? ¿Va a negar que hubo un Tlatelolco?
¿Tratará de hacemos dudar también de las cosas que ocurrieron en la Plaza?
-TIatelolco fue, en mi opinión, la gran trampa en la
que cayó todo el país.
-¿Significa eso, señor, que el Gobierno armó una
trampa?
-No he dicho eso. He dicho que fue una trampa, no
que el Gobierno la haya tendido.
-¿Quién, si no él?
-Los organizadores del motín que empezó en julio. Ésos...
-Es un argumento insostenible, como la mayoría de
los que nos ha expuesto.
-¿Por qué insostenible?
-Porque quiere hacernos creer que no fue el Gobierno
el promotor de la matanza.
-Soldados, agentes,
helicópteros, toda esa maquinaria de guerra que atacó al pueblo, ¿fueron o no
del Gobierno? ¿O los mandó la CIA?, ¿o el Partido Comunista, o el Papa, o
quién?
-No es necesario que grite...
-Calmémonos
todos por favor.
-Perdón, pero hay cosas que
indignan y lo que este cabrón acaba de decir: 'El Gobierno no fue el promotor
de Tlatelolco', es una de ellas.
-Trataré, si me permiten hablar,
de explicarme... de exponer mis razones. .
-Tendrán que ser muy buenas,
amigo.
-Espero que así les parezcan ...
Veamos: entre el 22 de julio y el 2 de octubre, los provocadores...
-Ya
cambie de disco, ¿quiere? .
- …los provocadores, sean de
derecha o de izquierda, nacionales o extranjeros (en una palabra: los
provocadores), no han logrado lo que se habían propuesto, o lo han logrado sólo
a medias: desarticular al país, sabotear sus Juegos, comprometer a la clase
media en el Movimiento. No habían logrado tampoco producir cadáveres.
-La clase media estuvo presente.
¿No pertenecen a ella los universitarios, los politécnicos?
-Déjenlo que hable. No lo
interrumpan.
-Gracias... La gran mayoría de
personas maduras, adultas, sensatas se mantuvo al margen del problema.
Participó en él sólo como víctima; esa mayoría sufrió las vejaciones, los
efectos del secuestro de autobuses, la exacción de los que pedían dinero dizque
para sostener al Consejo Nacional de Huelga.
-¿Qué insinúa usted?, ¿que ese
dinero no...?
-Shhh... Que siga hablando.
-Esas grandes mayorías se
marginaron porque se daban cuenta de que el Movimiento no tenía banderas
razonables vaya, ni siquiera banderas racionales... Todo era confuso, caótico,
contradictorio en él.
-Sería cuestión de discutir eso.
-Sí, señor, pero creo que éste
no es el momento. Estoy tratando de explicar Tlatelolco, la noche lamentable.
- Y que lo
diga... '
-El Movimiento se iba
debilitando. Acabo de leer un libro, escrito por unos líderes del Consejo. Dice
en él que el Consejo, sus dirigentes, estaban preocupados porque. "no
pasaba nada”... porque no se les ocurría nada con qué mantener vivo algo que
ya apestaba a muerto. La gente no había respondido, los muchachos se
interesaban cada día menos. Los propios dirigentes acudían en escaso número a
las asambleas del CNH. ¿No iban a tratar esos repetidos casos de ausentismo la
noche que el ejército ocupó la Ciudad Universitaria?
-¿Qué tiene que ver todo ello
con Tlatelolco? Hicimos preguntas concretas.
-Estoy concretando mi respuesta.
Apoyándola en los antecedentes que la harán comprensible; que darán validez a
los argumentos que expondré.
-Bien. Siga.
-Una agitación que muere por
falta de oxígeno es una agitación fracasada. Las manifestaciones de la 'época
de oro' del Movimiento languidecían, mostraban anemia, síntomas de decadencia.
Era necesario un gran golpe, un 'segundo aire', un despliegue espectacular,
algo, en fin, que hiciera ver que el Movimiento Estudiantil estaba
ahí: todavía militante, poderoso, y entonces...
-Ahora va insinuar que el
Movimiento preparó su propio suicidio.
-El Movimiento, no, pero sí
quienes lo utilizaban. Y no su suicidio, sino su asesinato.
-Será interesante oír como nos
cuenta esa novela de cowboys.
Recordemos, señores, lo que
una italiana periodista, que sacó una nalga herida en TIatelolco, dice: los
estudiantes, los líderes, fueron a buscarla a su hotel para invitarla al mitin
en la Plaza de las Tres Culturas prometiéndole que vería 'acción'. Muchos otros
periodistas, italianos, franceses, norteamericanos, británicos, etc., que
estaban en México para informar sobre los Juegos Olímpicos, fueron también visitados
por los caudillos e invitados a Tlatelolco. Incluso, como se publicó pues ellos
lo afirmaron, el Movimiento les envió automóviles para que pudieran
transportarse.
-¿Qué tiene eso de criticable?,
¿puede censurarse al Movimiento Estudiantil por querer que los periodistas extranjeros
conocieran el clima de represión en que vivía México en esos meses?
-Dice usted: 'clima de represión
en esos meses'. ¿Eso dice, verdad?
-Eso digo, sí.
-¿Cómo puede hablarse de 'clima
de represión', cuando los líderes pueden ir de hotel en hotel, sin esconderse,
invitando periodistas a Tlatelolco, prometiéndoles que la 'cosa' va a ponerse
'buena'? Obviamente, señores, los organizadores de lo que habría de culminar en
la matanza sabían lo que traían entre manos y se disponían a ofrecer su gran
espectáculo ante el mejor de los públicos: la prensa mundial.
-Muy seguro parece usted estar
de los que dice...
-No es cuestión de estar o no
seguro; es cuestión de sentido común, de organizar las piezas del
rompecabezas, de proceder con lógica, de atar un cabo con su correspondiente,
y llegar así a una conclusión irrebatible...
-¿Qué es?
-Tlatelolco fue la celada en la
que cayeron, como antes dije, el Gobierno y los estudiantes.
-Eso es lo más cínico que he
oído decir. Ahora resulta que el 'probrecito' del Gobierno fue emboscado en
Tlatelolco.
-Permítanme, permítanme...
-Silencio, todos. Siga usted.
Hay información fidedigna de
que a muchísimos estudiantes se les pidió que llevaran armas al mitin de
TIatelolco.
-Se los pidió ¿quién?
-Sus jefes inmediatos, los
encargados de manejar las brigadas. ¿Para qué iban a llevar armas a un mitin
supuestamente pacífico?
-Dígalo usted.
-No para hacer caricias, por supuesto...
La mañana del 2 de octubre de 1968, líderes del Consejo Nacional de Huelga y
representantes del Gobierno celebraron una junta más. Esto no puede ser negado.
En esa junta siguió buscándose una solución aceptable para las partes... Por la
tarde, con toda la prensa del mundo reunida en la tribuna del Edificio Chihuahua,
ocurre el mitin...
-Un momento, señor, no tan
aprisa. ¿Cómo prueba usted que los líderes y el Gobierno estaban reunidos al
medio día de ese 2 de octubre?
-En el libro de memorias sobre
el Movimientos Estudiantil que hace poco cité, encontrará usted el dato, la comprobación
de lo que digo.
-Algo más, señor. Antes de
contarnos lo que pasó en la Plaza, que ya lo sabemos, que ya lo sufrimos, sería
conveniente que nos aclarara algunos otros puntos...
-¿Cuáles?
-El del Batallón Olimpia. ¿Fue
o no formado para atacar a los estudiantes?
-No. El Batallón Olimpia fue
creado antes del conflicto estudiantil y se le destinó a cumplir tareas de
vigilancia especial durante los Juegos Olímpicos en la ciudad de México. El
batallón cuidaba las instalaciones deportivas y el orden dentro de éstas, sólo por obra del azar participó en Tlatelolco.
-Otro punto
que merece aclaración: ¿por qué se envió a sus miembros a que, vestidos de
paisano, bloquearan las salidas de la Plaza?
-Por una
muy simple razón: en todos los mítines siempre hubo agitadores, provocadores. ¡Los
hubo dentro del Consejo! El Batallón Olimpia, con ropa de civil, no
despertaría sospechas, podría intervenir para mantener la calma entre los
estudiantes en caso de que los agentes provocadores pretendieran
romperla...
-Es una
excusa muy endeble... tanto que cae por su propio peso, señor. El Batallón
Olimpia fue mandado con premeditación, alevosía y ventaja a producir la masacre...
Lo sabe usted, así que no se haga pendejo...
-Le exijo
que no me hable de ese modo...
-Señores,
calmados. y no usen
groserías. Siga usted...
-Como los
que han hablado o escrito sobre Tlatelolco, ustedes sostienen la tesis de que el Gobierno quería "descabezar"
al Movimiento y que por eso armó la trampa en la Plaza.
-¿No fue
así?
-Claro que
no... por estas razones: a la altura del 2 de octubre de
1968, el Movimiento estaba
prácticamente desmedulado. Prueba: la escasa concurrencia, diez, quince mil
gentes, muchas de ellas no estudiantes, en la Plaza: vecinos, niños, curiosos,
etc. El Movimiento estaba, además, celebrando pláticas con el Gobierno, y no
en público. Pláticas en privado, sin
bombo publicitario. A sólo diez días de iniciarse los Juegos, el Movimiento
había propuesto una llamada de 'tregua olímpica' que equivalía a un inicio
elegante de retirada. El Movimiento prometía no estorbar la normal celebración
de las competencias.
-Si usted lo
dice...
-Así fue...
Sean razonables, reflexionen, recuerden y tendrán que admitir que así ocurrían,
entonces, las cosas... Es más: el Consejo se
había reunido en el Edificio Chihuahua para notificar que no habría marcha al
Politécnico, síntoma más que evidente de que el arreglo oficial Gobierno-Estudiantes
estaba próximo...
-¿Por qué
tal despliegue de tropas?, ¿por qué tantos tanques y cinco mil soldados y
helicópteros y asesinos de guante blanco?
-Inevitables,
necesarias medidas de seguridad. Garantía de orden. El Gobierno sabía que una
chispa, un grito, un disparo, podrían volver a encender esa tarde el fuego.
Queríamos evitar que eso se produjera. Temíamos la provocación...
-El
Gobierno fue el provocador. Eso hasta un ciego lo vio.
-Dígame,
razonándolo, ¿por qué iba a ser el Gobierno el que provocara una matanza
innecesaria que habrá de serle siempre reprochada?, ¿ganaba algo en vísperas de
su Olimpiada, asesinando gente, poniéndose en plan de gobierno-de-un-país-de-buenos-salvajes-que-se-matan-a-balazos-
sólo-porque-la-vida-no-vale-nada-y-son-muy-machos?, ¿en qué podía beneficiar al
Gobierno la sangre que se perdió? Si se buscaba proyectar una buena imagen, una
imagen positiva de México hacia el mundo; ¿tenía caso mandar ametrallar a la
multitud?
-Que
precisamente fue lo que ocurrió.
-Pero no
buscado por el Gobierno.
-¿Por
quién; por quién, por quién?
-Por
aquellos a quienes les importaba que el Gobierno se pusiera en evidencia: por
esos a quienes se les escapaba la última oportunidad de provocar el drama... El
de Tlatelolco iba a ser, era ya por acuerdo del Consejo, el último mitin. No
habría más concentraciones de estudiantes. Todos: Gobierno, líderes, base,
pueblo, ciudad, país querían seguir viviendo en paz, ver los Juegos. La marcha
al Politécnico había sido suspendida. Caía el telón. Ahora o nunca, habrán
dicho los conspiradores...
-Ahora o nunca y, cuando uno de los líderes del
Consejo dice desde la tribuna que no habrá marcha y pide que cada quien se vaya
en calma, y el jefe de la tropa se acerca, sin armas, con un megáfono a decir
lo mismo, suena un balazo y el general cae...
(VOCES:
-y alguien lanza luces de bengala
-y los del guante blanco empiezan a disparar
-y llegan los soldados y atacan
-y el desastre se vuelve inevitable…)
-Ustedes los están diciendo: y así fue. Ése era el
probable acto de provocación que se temía, el que debía impedir el Batallón
Olimpia con su ropa de paisano y sus guantes blancos.
-Lo que usted dice es una enorme mentira.
-Cabe dentro de lo posible.
-Cabe, sí, pero me parece tan rebuscado...
-Es que Tlatelolco fue el resultado de una
rebuscadísima conspiración...
-Que el propio Gobierno organizó.
-¿Para qué habría de organizarla, señora?
-Eso lo sabrán los que, como usted, eran entonces el
Gobierno.
-No lo sé, no
lo sabremos, quizá nunca... Pero ocurrió Tlatelolco. La violencia, lo dije
antes, se alimenta sola. Cuando las cosas estaban ya calmadas, liquidadas, ¡pum¡
un tiro...
-Los soldados disparaban a matar, sin discriminar.
-No podría negarlo, así fue. Mas, ¿podría usted
siendo Presidente de la República, o Secretario de la Defensa Nacional, o
Regente de la Ciudad, o Jefe de Policía o Comandante de esa fuerza militar;
podría usted, digo, detener las balas, controlar a los que en la confusión
agreden y son agredidos, atacan porque están siendo atacados...?
-Bueno, es que...
-¿Podría exigirle a un hombre al que le disparan que
no conteste con balas a las balas que le envían? El terror anula el raciocinio;
se piensa sólo en sobrevivir. El instinto de...
-El instinto
asesino...
-... de conservación es poderoso, ustedes lo saben...
Inaugurado ese gran desorden, ¿qué fuerza humana
podría haberlo atajado? Díganmelo... Insisto, ¿de qué modo iba a beneficiarse
el Gobierno con semejante mortandad?
-Todo pudo ser parte de un plan del Gobierno que
dijo: "Acaben con todos ellos", y al Ejército ya los del guante
blanco se les pasó la mano…
-Es una suposición suya, no un hecho comprobable. Repasemos
cuáles son los hechos comprobables: uno, cuando el mitin estaba disolviéndose,
hay un balazo que abate al jefe de la tropa. La bala fue disparada por un rifle
de alto poder R 18 de los que usan los soldados americanos en Vietnam, y que el
Ejército Mexicano no ha adoptado...
-¿Insinúa que fueron extranjeros los que...?
-Nada insinúo. Sólo puntualizo. La bala que casi
mata al general salió de un rifle que no se usa en México; dos, al ver abatido
a su comandante, la tropa avanza. Es recibida en la confusión, a tiros...
-¿Quiénes dispararon esos tiros, señor mío? Los
agentes de guante blanco ocultos en los departamentos del Chihuahua...
Ha dicho usted algo que merece reflexión. Si se
escogió al Chihuahua porque ofrecía a los líderes del Consejo el máximo de
seguridad; si en varios mítines anteriores los vecinos de Tlatelolco habían
atacado con agua, palos, piedras, a los soldados o agentes; si el edificio era
prácticamente una fortaleza de los estudiantes, ¿cómo explicar que nadie, nadie
hubiera advertido la presencia de los guantes blancos?
No podrá negar que estaban allí. El capitán...
-Oh, ese capitán... No estoy negando que estuvieran,
pero recordemos lo que el capitán dice: que se le mandó apostarse en las
puertas, las puertas de acceso al edificio Cbihuahua, no ha esconderse en
departamentos del tercer piso... ¿ Quiénes podrían estar en esos departamentos
sin ser reconocidos, sin ser molestados, sin despertar sospechas de los leales
vecinos? Solamente hombres que podían hacerse pasar por estudiantes, que eran
estudiantes asesinos o asesinos-disfrazados-de-estudiantes... Dos, cinco,
diez, con armas adecuadas para echar a rodar la gran bola... Una maestra que
estuvo en Tlatelolco refiere que fue temprano a inspeccionar el lugar del mitin
y no vio nada anormal ... ¿No es anormal que todos los que viven en un
edificio, concretamente: en el tercero y cuarto pisos de ese edificio, no hayan
visto a un solo individuo extraño? ¿Cómo explicar, pues, esos guantes blancos
precisamente en el piso donde estaba la tribuna?
-¿Pretende decirnos que en el Consejo Nacional de
Huelga había también guantes blancos?
-Quiero decir que pudo haberlos. Lean con atención
los libros de testimonios sobre Tlatelolco y encontrarán cosas interesantes al
respecto... Pero lo que yo deseo expresar es que sólo quien se ostentaba como
estudiante, alguien a quien los verdaderos estudiantes, consideraban
estudiante, podía tener acceso al edificio y, por consiguiente, aunque con mayores
trámites de identificación, a la tribuna ... Ocurrió el disparo y la tragedia,
lamentablemente, fue desencadenada ...
-Según usted, debemos llegar a la conclusión de que
nadie fue culpable de Tlatelolco, de que lo que pasó allí, esa noche, fue
producto de las circunstancia, un imponderable... ¿O tal vez lo mejor para
todos sería negar que Tlatelolco existió?
-No adulteremos, señores, el sentido de las
palabras... Sí hubo culpables de Tlatelolco, pero estos culpables no fueron
los soldados, ni, en última instancia, el Gobierno. Los culpables fueron otros,
los que operaron desde siempre en la sombra, los que aceleraron a los
muchachos, los que los mandaron a matar y a que los mataran, más a esto que a
aquello.
Ésos fueron, para mí, los culpables ... Ni siquiera
lo fueron, en parte de importancia, los líderes del Consejo ...
-A ésos, en cambio, se les torturó ¿Por qué o para
qué si ya los tenían presos a casi todos?
-Ojalá, amigos, pudiera responder a tantos por qué o
para qué. Necesitaría yo ser cada soldado, cada policía, cada oficial que se
encarnizó con un estudiante para conocer los motivos de su saña.
-Usted fue de los que aprobaron los tormentos.
-En obvio de discusiones bizantinas, lo admito. La
brutalidad produce brutalidad.
-Sólo que la brutalidad se ejercía contra los
indefensos. No conformes con matar a cientos en Tlatelolco...
-Hablar de cientos es una exageración, pero en fin.
-.. .los soldados, los oficiales que los mandaban,
los que se llevaron al campo de concentración y allí los retuvieron incomunicados
durante días y semanas, los maltrataron como si fueran bestias peligrosas. ¿Va
usted a decir que el Gobierno ignoraba eso?
-Uno está a veces demasiado ocupado para enterarse
de las cosas en detalle... Quizá porque a determinado nivel uno debe ver el
problema en su conjunto, se le escapa la anécdota, la minucia.
-Los pobres estudiantes sufrieron el suplicio en
forma particular, individual, minuciosa...
-Eso señores, es a fin de cuentas lo menos grave,
aunque no se me escapa que para cada estudiante al que se torturó, su propio
sufrimiento fue, es, lo más importante del mundo... Lo grave, verdaderamente
grave, es que Tlatelolco se haya producido; que toda una masa estudiantil haya
sido arrastrada a esa insensatez que fue el Movimiento que tuvo su lamentable,
su trágico epílogo en Tlatelolco .
-Trágico epílogo que se escribió con mano de
soldado.
-Por desgracia, hay hechos cuyas verdaderas
motivaciones, cuyo sentido se pierde a
causa de la inmediatez... Hechos que hay que ver desde una distancia crítica
para poder comprenderlos... Tlatelolco-2 de octubre no escapa a esta regla. Una
de las voces que he oído en la grabadora ha respondido que el sentido de
Tlatelolco se conocerá, quizá, dentro de unos años. ¿Qué quiere decir con esto?
Que ni él mismo que lo vivió, que estuvo allí, que arriesgó su sangre y
su vida, puede todavía darse cuenta cabal de lo que pasó, o de por qué pasó...
Yo; el Gobierno, los que por razón de nuestro deber tuvimos directa o
indirectamente conexión con el Movimiento Estudiantil y los acontecimientos de
la Plaza, tampoco podemos damos cuenta cabal de lo que pasó...Tlatelolco, y
quisiera que comprendieran ustedes esto, fue sólo un aviso, la anticipación de
lo que aún puede suceder...
-¿Qué supone usted que suceda?
-Una trágica repetición; tal
vez dentro de un año, tal vez antes, quizá dentro de tres... Los sucesos de
julio a octubre del 68 se ajustaron a una pauta, siguieron una secuela previamente
calculada. Los provocadores tenían cuatro objetivos: uno, desprestigiar a
México; dos, poner a prueba la estabilidad política del país; tres, debilitar
al Gobierno y situado en condiciones de tener que transar con intereses
extranacionales; cuatro, si llegaban a ese punto, interrumpir la institucionalidad
de la vida política del país, y como consecuencia de es interrupción, fundar un
gorilato.
-¿Peor de los que padecemos
sexenalmente?
-De esos cuatro objetivos, los
provocadores lograron los dos primeros. El desprestigio es evidente, como
también lo es la estabilidad del país.
-Lo que es evidente, señor, es
que usted ha tratado de enredamos con su palabrería. ¿Quién nos devolverá
nuestros muertos? Eso es lo único que nos interesa saber; vaya, que me interesa
saber a mí...
-No seré yo, evidentemente.
-Usted pudo mandar matar, pero
ahora no puede mandar resucitar.
-Yo no mandé matar. Tengo las
manos limpias de sangre.
-Por su culpa murieron muchos.
-¿Por mi culpa, dice usted? ¿Fui
yo quien dijo: disparen, asesinen, violen, torturen, mutilen? ¿Me cree capaz de
llegar a eso?
-Sí... Muchos muertos debe
usted llevar en la conciencia.
-Me siento libre de culpa. Fui
un hombre que cumplió con su deber; que hizo lo que su conciencia le dictó.
Como funcionario público, de haber faltado a mi deber habría traicionado mis
principios, mi pasado y mi compromiso con quienes debía de servir.
-¡Qué mal anda un país en el
que hay que agradecer a los políticos, a los funcionarios, a los hombres como
usted, que cumplan con su deber! Muy, muy mal...
-Es su opinión y la respeto.
Respeten ustedes, a la recíproca, la mía.
-¿Tiene algo más que decir?
-Cambiemos la pregunta,
señores: ¿tienen ustedes algo más que preguntarme?
-Ya oímos bastante.
-¿Ha concluido también su responsabilidad moral?
-Me siento limpio, lo repito. Nada me reprocha mi conciencia. Nunca hice deliberadamente mal a nadie. Cumplí con mi deber. Y haberlo cumplido aunque fuera con exceso, no me avergüenza. Por lo demás, creo injusto que se me acredite a mí lo que ustedes llaman culpa, responsabilidad de o por Tlatelolco.
-Fue un crimen tan monstruoso que esa responsabilidad no puede ser atribuida a un solo individuo.
-Si eso piensan, ¿por qué me secuestraron a mí?
-El destino nos puso en su camino; o su destino lo puso a usted en el nuestro. Para el caso es igual.
-¿A qué tendencia política son ustedes adictos?
-A ninguna.
-Tal vez los entrenaron también en Carea del Norte. Sus tácticas de secuestro, de incomunicación, de tortura psicológica, esta jaula, esta luz que estalla y me ciega, todo esto es obra de profesionales. ¿Tienen relación con los que están asaltando bancos?
-Estos métodos, señor, los usa el Gobierno; o acaso, al separarse de él, ¿olvidó los sistemas de tortura de que se vale para que un infeliz preso político se declare culpable de lo que sus verdugos quieran?
-Ya que hemos hablado tan largamente, que he respondido a sus preguntas sin evitar ninguna, quiero saber: ¿qué pretenden hacer conmigo? .
-Quiero recordarle, por si también lo ha olvidado, que lo trajimos aquí para juzgarlo, ¿entiende?, para tomar una decisión que puede significar, según opine el tribunal, su vida o su muerte.
-No se atreverán a asesinarme. .
-Nadie ha dicho que pensemos hacerlo: Vamos a proceder conforme a nuestra conciencia, así como usted procedió conforme a la suya en el 68...
-A uno de ustedes, no sé a cuál,
le hice una proposición. Se la haré a todos, ahora. Fijen un precio por mi
rescate y ese precio será pagado. Ese dinero pueden usarlo para financiar su
movimiento revolucionario, su guerrilla.... Un servicio a cambio de otro:
empeño mi palabra de hombre y les prometo que no se investigará quiénes son
ustedes ni dónde se encuentra este lugar... Matándome no ganarán nada; matándome se
echarán encima a la policía. Matándome, en fin, no recuperarán a sus muertos.
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