lunes, 23 de febrero de 2015

Totalidad, Estructura, Superestructura y Producción


FUENTE: Magaña Silva, Carlos etal. Introducción a las Ciencias Sociales 1. Segunda parte. México, Porrúa, 1983, pp. 11- 19.Concepto de Totalidad

Un análisis minucioso del concepto de Totalidad nos induce a reflexionar, a partir de ejemplos, lo que significa dicho término en su acepción genérica, para examinarlo posteriormente en el contexto propio de la economía y de la sociedad. “Las categorías de parte y todo son correlativas. Por muy ínfima que sea la partícula de materia que tomemos (un átomo, por ejemplo), es un todo y simultáneamente una parte de otro todo (una molécula), a su vez, este otro todo forma parte de algún todo mayor (por ejemplo del organismo animal). Este último es una parte de un todo mayor  todavía (del planeta tierra vervigracia), y así sucesivamente.

Cualquier todo, por grande que podamos imaginárnoslo, representa, en resumidas cuentas, sólo una parte de un todo infinitamente grande, una parte del Universo infinito.

En el sustantivo hombre la totalidad puede referirse a su naturaleza física: anatómica y fisiológica. No obstante, el individuo cuenta además, con caracteres psíquicos incorpóreos como sus ideas, su lenguaje, sus estados de ánimo, sus creencias, su nivel intelectual y, en general, todo lo que se traduce en su perfil psicológico. En tal sentido, la totalidad del hombre será la suma de su ser físico y su ser consciente, de su naturaleza corpórea y de sus propiedades espirituales o anímicas. La totalidad será, en este caso, la integración de lo somático y de lo psíquico; la fusión de cuerpo y alma como se entiende comúnmente.

La interpretación de totalidad equivale al enfoque de lo universal y lo singular. Cuando decimos que una tercera guerra mundial amenaza la existencia del hombre, nos referimos al hombre universal; al total de la humanidad; no al hombre ruso ni al hombre americano; ni a Juan ni a Pedro. El concepto general de hombre, desaparece en cada persona, pues ésta tiene sus propias peculiaridades.

Sin embargo, lo universal, o sea la totalidad, puede referirse a escalas intermedias como en la serie de conceptos: hombre, familia, ciudad, Estado y continente. Para determinado fin, la ciudad -rango intermedio entre hombre y continente- puede verse como totalidad ya que incluye los conceptos familia e individuo. En otros casos, ciudad tendrá un sentido singular o parcial, puesto que forma parte de los conceptos Estado y continente. Es decir, la totalidad ve al conjunto, es una observación global de una categoría determinada; la singularidad hace referencia a las partes.

En el ámbito económico, las fuerzas que desencadena el ser humano generan las relaciones sociales de producción y al actuar sobre la naturaleza, establecen una influencia recíproca con el medio. Consecuentemente, las fuerzas productivas, la naturaleza y la sociedad significan, en visión conjunta, la totalidad del sistema económico.

El hombre económico (homo economicus) es el que produce; y esto no sólo lo hace para comer y vestirse, lo hace para procurarse salud, descanso, placer e inclusive, para ser poderoso. Produce para alcanzar ideales. Produce para hacer arte, ciencia, religión y en último análisis, para perpetuarse como especie. En tal sentido, el hombre, además de constituir un ser biológico, significa un ser cultural que se encuentra inmerso en un escenario social del cual sólo por la muerte o por abstracción se puede aislar. El comentario anterior nos sirve para interpretar el concepto totalidad dentro del contexto general de la sociedad la cual se integra sobre una base material para cumplir los fines de subsistencia, de ser social vivo, de permanencia biológica; existencia material que sumada a las manifestaciones superiores de la cultura (Ciencia, arte, moral, política, religión, etc.), nos conduce a la visión panorámica, macro social, con la cual es factible identificar todo el organismo social. En resumen, podemos concluir que la totalidad social está formada por una estructura fundamentalmente material, sobre la que descansa una superestructura fundamentalmente ideológica. Por lo mismo, la totalidad viene a ser el complejo social en que acaecen todos los fenómenos humanos, lo cual nos permite desentrañar las múltiples causas que determinan su conducta.

La Estructura Económica y la Superestructura 

La estructura económica constituye la base del sistema productivo dentro del cual operan las fuerzas de producción, los medios o instrumentos de producción, el trabajo y la técnica.

El alimento, el vestido y la habitación constituyen necesidades fundamentales en la vida del ser humano. Se satisfacen con bienes materiales que se obtienen en la actividad productiva del hombre. Pero además, la evolución social y la cultura imponen a la sociedad un cúmulo de necesidades adicionales, ya sea de carácter material o espiritual, para cuya satisfacción también se requiere la producción de bienes y servicios. El aparato productivo que sirve para obtener dichos satisfactores, ha sido creado por la sociedad a través del tiempo. El ser humano ha transformado el medio que le rodea para servirse mejor de él en sus actividades productivas; ha creado medios de comunicación que le permiten movilizar ágilmente materias primas, productos de consumo y personas; inclusive, ha perforado montañas para hacer túneles y acortar distancias; ha construido herramientas, máquinas y fábricas con las cuales produce más y mejor en menor tiempo. En su afán incesante de producir más y mejor, fertiliza los suelos, mejora las razas de los animales que le aportan alimento y vestido; descubre métodos de inseminación artificial. Desde el laboratorio, desarrolla fórmulas químicas, creando productos antes ignorados por la naturaleza; desintegra el átomo, desatando fuerzas poderosas cuyo empleo, desgraciadamente, no sólo tiene fines productivos (Las armas nucleares).

Para realizar las actividades descritas, los individuos se someten a un largo proceso de adaptación al aparato productivo que se inicia en el núcleo familiar, se sistematiza en la escuela y se perfecciona en los propios centros de trabajo. Es decir, el hombre se sustenta, se educa y se capacita para la producción. Todo lo anterior, nos conduce a reconocer la estructura económica como el conjunto de factores que se conjugan para obtener los bienes y servicios que permitan  a la sociedad, satisfacer sus múltiples necesidades.

Pero el ser humano como ya se anotó, no solamente vive para comer, vestir y dormir; por lo tanto, no solamente se dedica a producir bienes y servicios de consumo vital. Se dedica también a organizarse políticamente, a realizar obras de arte, a los rituales religiosos y a observar normas de conducta establecidas por la moral y el Derecho, actividades comprendidas en los niveles superiores de la cultura. Este comportamiento del hombre y de la sociedad, configuran lo que el Materialismo Histórico denomina superestructura.

En realidad, estructura y superestructura forman un todo compacto; son de influencia recíproca y no es posible establecer una línea divisoria tajante entre ambos conceptos. Un sistema económico es una totalidad social prácticamente indivisible, pero en la que teóricamente se pueden establecer dos niveles: el de la estructura y el de la superestructura.

La estructura económica, que también se puede considerar como base de la estructura social, comprende el marco geográfico dentro del cual se generan y actúan las fuerzas productivas que a su vez, están representadas por el trabajo del hombre y por los medios de producción (instrumentos y máquinas). El trabajo del hombre constituye el motor de la actividad económica, lo que equivale a decir que la estructura económica, gracias al trabajo, adquiere un, carácter dinámico.

La superestructura económica, que también puede considerarse dentro de la superestructura social, recibe la influencia de, la estructura. A un cambio de estructura corresponde, necesariamente, un cambio de la superestructura. La estructura recibe a su vez, la influencia de la superestructura a través de las formas de pensamiento y de acción (conciencia de clase) que impulsan al cambio social.

Si la economía determinara automáticamente toda la superestructura y el cambio Social, la lucha, de clases postulada por la teoría marxista saldría sobrando, puesto que la actividad económica operaría sus propios mecanismos para generar "espontáneamente" el cambio de estructura. Por lo contrario, la organización consciente de los trabajadores inducida por una "ideología revolucionaria" (superestructura), se convierte en un momento dado, en detonante del cambio hacia un nuevo sistema productivo.

Los conceptos estructura y  superestructura, se prestan a diversas interpretaciones y debates. Tratando de ser congruentes con la teoría marxista, para sintetizar; diremos que estructura y superestructura son para la sociedad lo que el corazón y el cerebro para el individuo. El primero, simboliza la vida; el segundo, representa el pensamiento, las ideas, las creencias, Ambos son inseparables.

 La Producción como base de la Estructura.

La estructura económica es el propio sistema productivo, o sea las características del aparato productivo, de su forma de producir y de la manera como se distribuyen o apropian los medios de producción y los productos.

En el remoto pasado, los grupos humanos vivían sin preocuparse en producir para el futuro, pues la naturaleza les brindaba espontáneamente medios de vida. Cuando estos productos naturales escasearon, el hombre aplicó su inteligencia y sus fuerzas físicas para crearlos o cultivarlos. Así surgió el pastoreo en determinados grupos nómadas. Después, el hombre se arraigó a su ambiente geográfico cultivando la tierra, construyendo su morada y liberándose de la angustia de un mañana incierto, puesto que ya tenía asegurado el sustento. El gran salto del hombre para separarse del reino animal, lo realizó en esta prolongada etapa' histórica, de vida comunitaria y de economía incipiente, que le permitieron desarrollar su inteligencia, sentar las bases materiales para subsistir y las raíces culturales para evolucionar.

Pues bien, una producción primitiva da lugar a una estructura de producción primitiva. A medida que evolucionan los grupos humanos a través de grandes etapas históricas, milenios quizá, dicha estructura cambia en lo fundamental. El comunismo primitivo,  la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo contemporáneo, se apartan en el devenir histórico por el cambio de su estructura productiva y esencialmente, por la manera en que los hombres se apropian los medios de producción, incluyendo la tierra y la forma en que se reparten lo producido.

En sus orígenes la producción se realizaba para consumir, no para vender. Con técnicas incipientes para producir, o ante una ausencia total de técnica, es imposible imaginar un sistema económico propiamente dicho. La estructura económica se desarrolla a medida que el hombre produce para intercambiar lo producido, aprovechando racionalmente los recursos.

Para comprender que la producción es básica en la estructura económica es necesario darse cuenta que por medio de las fuerzas productivas, la sociedad humana actúa sobre la naturaleza para adaptarla a sus necesidades. Simultáneamente, el hombre se modifica a sí mismo, adquiriendo destreza y habilidades para ejecutar actividades diversas. La producción se basa en el trabajo; sirviéndose de determinados objetos materiales que se conocen como medios de producción. Los medios de producción se agrupan en objetos de trabajo e instrumentos de trabajo. Los primeros son las riquezas naturales, como la tierra, la flora y la fauna, los minerales, etc. Los instrumentos de trabajo son los objetos especialmente adaptados para la ejecución de una actividad específica, como los martillos, las hachas, las máquinas. Fuera de esta agrupación, existen otros factores productivos importantes como son los edificios, las carreteras, los puertos, la red de abastecimiento de agua y  de electricidad y toda clase de servicios públicos que coadyuvan en el desarrollo de la producción. A estos últimos se les ubica generalmente dentro de la infraestructura.

Los recursos naturales, al servir como objetos de trabajo, lo hacen tanto en su forma original como en su carácter de materias primas y bienes en proceso de transformación.